Para Wendelin…

El Gerente de Ventas de la empresa para la cual yo solía trabajar me dijo alguna vez: “las cartas que le enviamos a nuestros clientes deben ser personificadas y, por lo menos, firmadas a mano. Esto lo valoran los clientes”. Me costó un poco de trabajo aceptar esta idea, ya que inmediatamente pensé en el tiempo que tendríamos que dedicar a firmar todas y cada una de las cartas. Pero él tenía razón.

Por lo que no tuve excusa ni pretexto para sentarme a firmar las cartas que enviamos a nuestros clientes junto con el cupón de compra que se habían ganado, por haber participado en una promoción especial reciente. Por otra parte, tuve que asegurarme que nuestro Director General agendara suficiente tiempo para firmar las invitaciones al siguiente evento para los clientes más exclusivos, así como las tarjetas de felicitación por aniversarios, etc. etc.

En tiempos en los que prácticamente nadie se puede imaginar vivir sin comunicación digital, recibir correo personificado y firmado a mano realmente marca una diferencia.

Lo que mi compañero de trabajo me dijo aquella vez me hizo reflexionar, porque si realmente te interesa lo que quieres comunicar, si es importante, entonces tiene que ser personificado y debes tomarte el tiempo necesario para hacerlo.

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